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Quienes amamos lo simple, encontramos con la nueva definición de lujo una vinculación singular. Hoy, referirnos a él significa todo lo contrario a lo que simbolizaba en los años ´90, cuando remitía a ostentación, alarde de consumo y estatus. En la actualidad, el concepto de lujo se instala como un lema de honestidad, en el que la grandilocuencia no encuentra anclaje. Representa la “no ostentación”, lo relacionado a lo sencillo, a lo sensorial, a los cinco sentidos. En definitiva, a lo esencial.
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“Abrazar el esencialismo” es una imagen que me parece bella y sentida. Una esencia donde prima el espacio por sobre cualquier otra cosa, tamizado con funcionalidad, heterogeneidad y nobleza.
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En esa mirada noble, hasta lo aparentemente descuidado es meditado en extremo. Surge entonces una nueva palabra que hace unos años era evitada: la imperfección, entendida como un valor a cuidar y ligada a lo hecho a mano. Este “defecto” está asociado al tiempo que le dedicó su autor, y su reflejo en esa apreciada huella es valiosísimo.
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Todo se orienta a conseguir un lugar habitable, sustancial y reflexivo, que nos sirva de verdadero refugio cotidiano.
1 comentario
Amo tu blog, me encanta leerte, te sigo desde hace unos años y cada contenido que subis a Istagram es una gran fuente de inspiración. Gracias por compartir tus espacios y parte de tu vida con tanta honestidad. La belleza y la verdad son parte de la misma cosa: gracias por eso ♡